Por la competencia humanitaria: Una nueva corriente en la historia
Daisaku Ikeda
Presidente de la Soka Gakkai Internacional
26 de enero de 2009
El impacto de la peor crisis financiera del siglo, que comenzó con la mora en el mercado de las hipotecas de alto riesgo en los
Estados Unidos y llevó a la quiebra del banco norteamericano de inversiones Lehman Brothers, se ha extendido al mundo entero.
La crisis actual evoca inevitablemente la pesadilla de la década de 1930, cuando una severa depresión económica creó las
condiciones para la conflagración global que fue la Segunda Guerra Mundial. Pese a los esfuerzos de los legisladores, que se están
debatiendo en la búsqueda de respuestas eficaces, la situación permanece incierta e impredecible, y son cada vez más claras las
señales de que la crisis financiera está socavando la economía real y generando recesión global y desempleo. Si tenemos en
cuenta que la Gran Depresión se desencadenó plenamente tan solo dos años después del desplomo del mercado bursátil, la
gravedad de la presente situación ya no puede soslayarse.
La gente tiene derecho a vivir en paz y en condiciones dignas; para ello, se esfuerza aplicadamente día tras día. Es inaceptable que
aquello que conforma la base de su sustento se vea de pronto desbaratado, devastado por los efectos de un "tsunami" imposible de
prever, producto de circunstancias completamente ajenas a su control.
Tengo la esperanza de que los gobiernos fortalezcan la coordinación de sus políticas fiscales y monetarias, combinando su
sabiduría, para impedir que la situación empeore, y se pongan de inmediato en acción con medidas apropiadas
Estados Unidos y llevó a la quiebra del banco norteamericano de inversiones Lehman Brothers, se ha extendido al mundo entero.
La crisis actual evoca inevitablemente la pesadilla de la década de 1930, cuando una severa depresión económica creó las
condiciones para la conflagración global que fue la Segunda Guerra Mundial. Pese a los esfuerzos de los legisladores, que se están
debatiendo en la búsqueda de respuestas eficaces, la situación permanece incierta e impredecible, y son cada vez más claras las
señales de que la crisis financiera está socavando la economía real y generando recesión global y desempleo. Si tenemos en
cuenta que la Gran Depresión se desencadenó plenamente tan solo dos años después del desplomo del mercado bursátil, la
gravedad de la presente situación ya no puede soslayarse.
La gente tiene derecho a vivir en paz y en condiciones dignas; para ello, se esfuerza aplicadamente día tras día. Es inaceptable que
aquello que conforma la base de su sustento se vea de pronto desbaratado, devastado por los efectos de un "tsunami" imposible de
prever, producto de circunstancias completamente ajenas a su control.
Tengo la esperanza de que los gobiernos fortalezcan la coordinación de sus políticas fiscales y monetarias, combinando su
sabiduría, para impedir que la situación empeore, y se pongan de inmediato en acción con medidas apropiadas
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